Año publicación: 2000. Ganador del XXIV Premio Azorín.
Ed. Planeta. 306 págs.
Sobre la autora: Dulce Chacón (Zafra, 1954), hermana gemela de la también escritora Inma Chacón.
A pesar de ser una narración ficticia, en palabras de la propia autora, "hay mucho de memoria personal. Recojo mis sensaciones y muchas experiencias de cuando yo vivía en Extremadura, y, sobre todo, muchísimas anécdotas familiares que me fue contando mi madre a lo largo de toda mi vida".
Si os gusta Delibes y Manuel Rivas, por poner dos ejemplos, también os atrapará y conmoverá esta "epopeya rural", como se le ha denominado a Cielos de barro. A mí sin duda, me encantó por acercarme a las historias del pueblo que he oído contar tantas veces a mis padres y abuelos.
La novela arranca con la intriga de un asesinato, que será el hilo conductor de una narración cargada de odios y de venganzas, de opresiones y de sumisiones, pero también de pasión, de amor y de entrega. Como telón de fondo, el horror de la guerra y la posguerra, y una saga de vencedores y de vencidos, para los que no todos los cielos son iguales. Alusión al título: "Madre...que el cielo no es azul. Es marrón marrón y rojo, como los barros que amasa padre..." (pág. 157).
MIS ANOTACIONES

1. Doña Victoria: al no poder tener hijos, se lleva a la capital al hijo de sus criados, Isidora y Modesto, con tan solo 5 años. Su marido, don Leandro, amenaza a los padres con revelar su lucha en el bando de los republicanos, así como el asesinato de Isidora. De estos hechos, la madre de Victoria, doña Carmen, ya se encargó de conseguir unos abales y la medalla de Quica con restos de sangre y guardarlos en un secreter, en el cortijo. Estas pruebas guardadas a lo largo de los años a buen recaudo, son referidas un día por Leandro a su hermano Felipe, quien se las ingenia para que pasen a él y utilizarlas también para chantajear a la hija de Catalina, la Inma, y comprar su silencio en el momento de su violación.
1.1. Don Ángel: Al morir su hija monja de tuberculosis y enviudar después, los asuntos del cortjo los lleva su yerno Leandro. Tienen un abogado, don Carlos. Compran su parte de tierras a doña Ida, la hermana de doña Carmen (Paredes Soler), a la vuelta de su exilio en Francia. Las hijas de esta reconocen que su prima Victoria se ha aprovechado en el trato de su necesidad.
2. El duque ciego, el de la casa azul, compra todas las tierras de los Albuera. El abogado se queda sin patrimonio que administrar.
3. Julián y su cuñado Manuel hacen buenas migas. Primero arrancan olivares para cobrar subvenciones y después venden al primo ciego todo el cortijo, con el beneplácito de doña Victoria, a pesar de la negativa de don Leandro.
Otros personajes:
- Lorenzo: conductor del cortijo, el que leva las cartas del hijo de Isidora.
- Isidora: la madre del que llega “para morirse”. Mató al moro que violó y mató a Quica, la lavandera. Ella, a su vez, también fue violada en el frente por unos soldados, mientras otros se reían, entre los cuales pudo reconocer a don Leandro, por entonces, el prometido de la señorita Victoria, y a su hermano Felipe.
- Catalina (Nina): la difunta esposa del que habla con el comisario, Antonio. Hija de la lavandera Quica, en casa de doña Jacinta y de Paco, al que fusilan en la tapia del cementerio. Cuando los señores se van a Portugal tras el suceso de la iglesia (su esposo vuelve chamuscado al estallar la guerra) y quedar la niña huérfana, se la pasan al servicio de doña Carmen.
- Doña Ida, Paredes Soler: hermana de doña Carmen, tía de Victoria, viuda de don Federico, un carlista masón al que mataron “los otros”. Huyó a un campo de refugiados republicano en Francia con sus tres hijas pequeñas y una criada.
- Doña Jacinta: la marquesa de Sanara, casada con don Julián, que vuelve quemado de un asalto que ha habido en la iglesia contra monárquicos. En el patio, una bala roza la mejilla de la hija de la lavandera, Catalina. Son los padres de 3 solteronas mayores, Felipe (militar), Leandro (marido de Victoria) y las dos mellizas.
- Don Carlos, abogado presente en el escenario del crimen, al que el hijo de Isidora arrebata la escopeta ensangrentada, tras haber sido disparada por don Leandro primero y por su hija Aurora después.
FRASES:
Podrían ser tantas, pero por resumir, citaré solo dos: la primera, tan premonitoria, tan contundente, con la que se inicia la narración:
"Vino de noche, dijo que regresaba para morir".
Y la última, de don Antonio, dirigiéndose a su mujer ya fallecida, le dice:
"Meloncina, tú que tienes a Dios a mano, podrías preguntarle por qué hace las cosas tan malamente"
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