Leyshon, Nell: DEL COLOR DE LA LECHE

Ed. Sextopiso, Madrid, 2013
10ª ed. 2016. 174 págs.

"éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano. en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno he llegado a la edad de quince años y estoy sentada al lado de mi ventana y veo muchas cosas, veo pájaros y los pájaros lllenan el cielo con sus gritos, veo los árboles y veo las hojas. y cada hoja tiene venas que la recorren. y la corteza de cada árbol tiene grietas. no soy muy alta y mi pelo es del color de la leche. me llamo mary y he aprendido a deletrear mi nombre (...) quiero contarte lo que ha pasado pero tengo que tener cuidado de no apresurarme como hacen las vaquillas en la entrada. proque entonces iré por delante de mi misma y puedo tropezarme y caerme y de todas maneras tú querrás que empiece por donde se debe empezar. y esto es por el principio." (pág.15)

Sobre la autora:

La prosista y dramaturga Nell Leyshon (Glastonbury, 1962)

La obra

Una trágica historia de mujeres, de maltratos y abusos dentro y fuera del hogar a manos de quienes ostentan el poder y la moralidad; una historia de violencia implícita y explícita; de indefensión, sumisión y supervivencia en un mundo rural, patriarcal, hostil; con un final impactante, doloroso, injusto.

"Año del señor de 1831". En una granja rural británica vive Mary, la protagonista, sus padres, sus dos hermanas y el abuelo, recluido en el cuarto de las manzanas.
Entre vacas, cerdos, gallinas, Mary ha vivido sus 15 años de vida, tullida y albina; diferente.
Su gran amor: su abuelo.
Su mayor deseo: aprender a leer y escribir.
Deseo por el que tendrá que pagar un duro tributo. Pero, paradójicamente, este será también, una vez realizado, el arma con el que podrá de alguna forma defenderse, dejar constancia -aunque ya póstumamente- de la verdad:
"este es mi libro y lo he estado escribiendo con mi propia mano (...) y tú sabes cómo he tenido que aprender cada letra que ahora estoy escribiendo. no me gusta contarte todo esto, hay cosas que no quiero decir. pero me he dicho que te contaría todo lo que ha pasado. he dicho que lo diría todo y por eso tengo que decirlo." (pág. 133)
Inocencia y amargura.
Bondad y violencia.
Indefensión y abuso.
Protector versus agresor. Nada más violento que sentir la indefensión dentro del núcleo donde se supone que te tienen que proteger.

Breve, concisa, narrada y escrita en primera persona por la protagonista; toda en minúsculas (ni una sola mayúscula después de punto, ni en los nombres propios); sin guiones en los diálogos; con un vocabulario sencillo, de frases cortas, lleno de reiteraciones y demás errores narrativos, propios de alguien que acaba de aprender a leer y escribir-. Pero, en contraposición, un lenguaje directo, de tú a tú,  cargado de verdad, de objetividad, transparencia e inocencia, en boca de una niña-mujer, una adolescente que no ha conocido más mundo que el de su granja y que, cuando traspasa los límites de lo conocido, se topa con la versión más dura, trágica e injusta de la vida.

Un relato corto que arranca de una forma -diríamos- infantil, pero que pronto empieza a cargarse de tintes oscuros y que termina dejándote tocada, haciéndote conectar con lo que, durante tantos años, debió de ser el drama de muchas de nuestras abuelas, bisabuelas... invisibles, vejadas, esclavas, explotadas; la voz silenciada, nunca escuchada. Pero, frente a ella, y como único resquicio de liberación, la única victoriosa: la palabra escrita. Algo por lo que el abuelo pueda sentirse orgulloso.

Otros temas para el debate:

  • El papel de la mujer en el siglo XIX.
  • Los trabajos del campo previos a la industrialización. 
  • Pobreza, analfabetismo, mundo rural, discapacidad y ser mujer.
  • Potestas -padre- / auctoritas -vicario-.
  • Respeto/miedo.
  • La educación como arma de liberación y desarrollo personal vedada durante siglos a la mujer.




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