La novela
Madrid. Pablo, hijo de Clotilde, una dibujante de caricaturas, y de Agustín, republicano, con tan solo cinco años, es arrebatado de su familia, por decisión de su padre y trasladado a la URSS.
Moscú. Igord, hijo de Anya, música y poeta judía, y de Borís Petrov, soldado combatiente en la guerra civil española primero y en la 2ª Guerra Mundial después, acoge con su familia al recién llegado Pablo, con el que termina fraguando un especial vínculo fraternal.
El paralelismo entre estos dos mundos, en apariencia tan distantes, geográfica, cultural, ideológica y políticamente, constituye un juego de simetrías en el que el eje es Pablo, con sus dos madres dotadas para un arte perseguido por el poder imperante, sus dos padres luchadores por sus ideales, sus dos nacionalidades; el niño al que acompañamos en su duro proceso vital, reflejo de tantos otros y que, ya adulto, regresa a su pasado para encontrar todas las piezas del puzle, intentando gestionar una crisis identitaria que, ante la pregunta de un aduanero,
-Están como locos sin saber qué hacer con usted, aparece en una lista, pero no en otras... En fin... ya se aclararán, pero dígame ¿quién es usted?
le lleva a contestar:
-Lo que queda de un niño que perdió la guerra.
Dos regímenes totalitarios antagónicos: franquismo y comunismo. Dos dictadores: Franco y Stalin. Contextos opuestos, pero con idénticas consecuencias para el pueblo: miedo, represión, censura, fanatismo, alienación, vulneración/anulación de los derechos fundamentales; persecuciones, detenciones, cárceles, torturas, campos de concentración, trabajos forzados... Lo que suele decirse popularmente: "el mismo perro con distinto collar".
- ¡Calla! No te atrevas a llamar a esta ciudad (San Petersburgo) por su antiguo nombre, es delito. Suficiente para que te acusen de ser un burgués nostálgico" (pág. 15).
"Él (padre de Clotilde) era azañista y maldecía cada día a los sublevados contra la República, pero ningún hombre de bien podía aceptar lo que sucedía en las checas. Sus amigos le pedían que fuera cauto y no se manifestar en contra, porque cualquier comentario sobre las checas podía provocar la ruina de quien se atreviera a criticar lo que ahí hacían (...) Tenía miedo. No quería admitirlo ante su esposa y su hija. No cabía engañarse sobre lo que pasaba en las checas, donde se practicaba la tortura y el terror. Precisamente porque no era fascista, no compartía los métodos brutales de algunos de los que decían actuar en nombre del pueblo (...) muchos de los que estaban detenidos en las checas no salían de allí con vida (...) Por muy azañista que fuera, la gente de las izquierdas desconfiaba de los hombres de traje y corbata como él" (pág. 35-6)
"En Moscú decir la verdad podía costarle a uno la vida" (pág. 52).
Queda claro que lo que Julia Navarro quiere poner de manifiesto con esta novela es que ambos extremos son igual de peligrosos, independientemente de la ideología que lo "justifique": en el caso español, la lucha contra el comunismo; en el ruso, la Revolución y el ideal del "hombre nuevo".
"Estamos construyendo un país nuevo, desmantelando un orden injusto que oprimía a la gente, debemos ser leales a las ideas y a quienes tienen la responsabilidad de construir sobre los cimientos del Rusia que nos oprimía. Así que debemos conformarnos y callar. Stalin sabe lo que hace y si se equivoca no debemos criticarle; es injusto que lo hagamos cuando tiene que construir nada menos que un nuevo país con hombres nuevos..." (pág. 76).
-¡Grigory Kamisky lo que acabas de hacer es indigno! No es tu nieto sobre quien debes descargar tu ira, sino sobre esos hombres que dicen amar la Revolución pero que están engañando al pueblo. ¡Sí, nos engañan a todos, a todos nosotros! Una Revolución que produce miedo es... es... es un fracaso" (pág. 213).
-No lo justifico, Borís, abomino de ese régimen tanto como de este. Seguimos siendo súbditos; antes lo éramos del zar, ahora de Stalin" (pág. 329).
-Las cosas cambiarían si todos decidiéramos que se puede hacer algo... pero me asista ver el fanatismo de tantas personas que creen ciegamente en el Partido y en Stalin, que no cuestionan ninguna de sus decisiones, que consideran traidores a todos aquellos que no siguen sus dictados. El Partido tiene la razón, y si se equivoca es que tiene razones para equivocarse. ¿Cómo es posible que sigan ciegamente sus consignas? Es como si hubieran renunciado a pensar y hubieran puesto en manos del Partido sus mentes y sus corazones. ¿No te parece horrible?
(...) En cuanto a las ayudas del Estado, ¿tenemos que pagar el precio de renunciar a la libertad, incluso la de pensamiento, por esta ayuda? Si es así, es más lo que pagamos que lo que recibimos, puesto que el coste supone desistir de ser seres humanos y convertirnos en autómatas que se limitan a sobrevivir porque dejamos que sea el Estado quien decida todo sobre nosotros" (pág. 365).
"La Revolución comunista fue una mentira, una gran mentira. Iban a acabar con la esclavitud, con las clases sociales, pero ¿qué somos nosotros más que esclavos? Necesitan esclavos para mantener la ficción de que la Unión Soviética es un Estado poderoso" (pág. 537).
"Una España de vencedores y vencidos. Una España en la que los vencedores rezumaban rencor y carecían de la generosidad que pide tender la mano a los vencidos. Y él no quería formar parte de esa España, por eso se había autoimpuesto el exilio. Estaba decidido a no regresar hasta que no se hubieran reconciliado los unos con los otros. Quizá... algún día" (pág. 549).
Otros temas:
- Los "niños de la guerra":
"Los informes de inteligencia afirmaban que podrían llegar hasta el sur, hasta un puerto del Levante almeriense desde donde un barco los llevaría a Orán, en Argelia. Era más seguro qe intentar salir desde Alicante o Cartagena" (pág. 37)."No era la primera vez que transportaba a alguien hasta la costa argelina. Era una de las rutas por las que escapaban los republicanos que huían de la guerra" (pag. 44).
Pablo, el protagonista, confiesa no tener clara su identidad nacional:
"¿De dónde era? Ni siquiera él tenía una respuesta para esa pregunta.
-Nací en Madrid, pero antes de terminar la guerra me trajeron aquí. En realidad, soy más ruso que español. No sé lo que es ser español.
-Yo tampoco estoy seguro de lo que soy..." (pág. 576), le responde Manuel, otro español, al que conoce en el campo de Vorkutlag.
Distintos paraderos de españoles en la URSS:
" Por él (Manuel) supo que había más españoles de los que podía supner en la Unión Soviética y que no todos eran del agrado de Salin, ni siquiera de los comunistas españoles afincados en la URSS.
Algunos habían sido condenados al Gulag lo mismo que Manuel, ya fuera porque habían formado parte de la División Azul, o porque, aun siendo republicanos que habían escapado de la España de Franco no se habían acomodado al régimen comunista y al intentar marcharse habían sido declarados espías o traidores" (pág. 578).
Reflexión sobre el sentido de cualquier conflicto bélico y el consecuente régimen dictatorial que suele deparar: ¿Cuál es su principal objetivo y para quién? ¿Ganar qué, para qué y a costa de qué?¿Quiénes son los perdedores? ¿Cuántas miles de víctimas en todas sus versiones: físicas, emocionales... que quedan marcadas de por vida? ¿Cuántas familias y vidas truncadas por la defensa de una ideología fabricada por alguien que sabe bien cómo blindarse?
- El papel de la mujer, en la vida cotidiana de la época y en la guerra:
-(...) Precisamente ahora que se empiezan a publicar cada vez más mis caricaturas.- Dejáte de fantasías. Lo de dibujar está bien... Tienes talento, no diré que no, pero hacer caricaturas no deja de ser una diversión (pág. 24).
Sí, la culpa era de Agustín, que siempre imponía su voluntad sin tener en cuenta lo que ella pudiera pensar. Pero él era sí, no atendía a más razones que a las suyas.
Pero su madre consideraba que aquel era un oficio de hombres. Aun así, Clotilde nunca se rindió y no cejó en recorrer las redacciones de periódicos y revistas ofreciendo sus caricaturas (...) Le había fastidiado tener que usar seudónimo porque, al parecer, una caricatura firmada por una mujer no era bien recibida.
Fueron las monjas (...) quienes alertaron a sus padres sobre la obsesión de la niña por dibujar caricaturas (...) "y es una pena -afirmaba la madre Carmen-, porque su hija tiene aún más talento para la costura" (pág. 112).
"Polina Lébedeva parecía disfrutar especialmente criticando a Anya, a la que en alguna ocasión calificó de "parásito" porque su trabajo en la escuela consistía en enseñar música. "¡Música! Este país necesita buenas manos para trabajar. De la música no se vive. Es cosa de parásitos, de los que quieren mantener los antiguos privilegios. Deberían prohibir la enseñanza de la música" (pág. 318).
Lena, la ingeniera encargada de la defensa antiaérea rusa:
-(...) "No me conoce mucho, Borís Petrov, pero le aseguro que soy capaz de pensar por mí misma y no necesito que me digan lo que debo o no opinar" (pág. 169).
-¿Le sigue desconcertando la presencia de las mujeres en el ejército? Le recuerdo que en Stalingrado fue decisivo el Regimiento 1077 que, como usted sabe, estaba dedicado a la defensa antiaérea y, además todo él formado por mujeres (...)
-Vamos, comandante... no viene a cuento que me dé una lección sobre la contribución de las mujeres en la guerra.
-Ahí es donde está el problema, que usted cree que hemos "contribuido", en vez de tenernos por combatientes, como los hombres, ni mejores ni peores, aunque creo que, para ser sinceros, somos mejores" (pág. 443).
- El abandono de los aliados a la República española, una vez terminada la guerra:
"Los soviéticos (...) pensaba que podían haber hecho más. Claro que ese mismo reproche se lo hacía a franceses y británicos. No había movido un dedo por la República. Si los hubiesen ayudado... (pág. 33).-Francia y Gran Bretaña han reconocido al gobierno de Burgos. (...)-Eso significa que nos han abandonado. ¡No me extrana! Solo un tonto se fiaría de los ingleses o de los franceses. Van a lo suyo, como siempre han hecho" (pág. 92).
- Antisemitismo:
- Sí... somos judíos y bien que han pagado nuestros antepasados por ello. ¿Sabes?, al principio parecía que la Revolución haría de nosotros unos ciudadanos más, pero no ha sido así.
- Bueno, somos judíos y además algunos de los líderes de la Revolución son judíos, pero... nos sentimos al margen de cuanto está sucediendo. El "hombre nuevo" se asemeja a un monstruo sin alma, y la crueldad de Stalin no tiene límites. No te diré que añoro los tiempos del zar, eso no, pero sí que abomino de todo eso -admitió Anya. (pág. 16).
(...) "la mujer con la que se había casado no provenía del pueblo, sino que sus padres eran unos comerciantes judíos empeñados en educar y cultivar a su única hija. Ser burgués y judío no era una buena combinación (...) De nada servía que Nora intentara explicar que ser judío tampoco era una bicoca en la Rusia zarista y que muchos parientes de sus padres habían perecido en los pogromos, en las matanzas y pillajes desatados por multitudes enfurecidas contra las comunidades judías" (pag. 59).
- Dios:
"Nunca te olvides de este día, hija mía. Hoy se ha ejecutado a Dios. Ha tenido un juicio justo. Sus abogados han argumentado que es un demente y de ahí todos sus despropósitos. Pero el tribunal le ha condenado por crímenes contra la Humanidad. Le han ejecutado, le anunció un frío día de enero de 1918 (...) Ella había preguntado a su padre cómo habían matado a Dios, y él respondió, orgulloso y ufano: "Disparando al cielo" (...) En realidad, a ella no le había importado demasiado. Apenas sabía algo de Dios salvo el odio que despertaba en su padre y en sus amigos. "Dios no existe", le repetía cuando era niña, pero si algo no existe, ¿a qué negarlo? ¿Y cómo se podía matar a alguien que no existe? (pág. 62).Su madre le había advertido que, una vez que oficialmente Dios estaba muerto, preguntar por Él podía provocar que los tomaran por malos comunistas, y eso tendría consecuencias terribles para ellos" (pág. 63).
- El arte (música, pintura, literatura... en un régimen dictatorial
-"Ya sabes que los autores de los que hablamos, Bulgákov, Babel, Platónov, Mandelshtam, Marina Tsvetáieva, Pasternak y Anna Ajmátova, mi favorita, están proscritos por la Uniión de Escritores. Los consideran individualista,s burgueses, egoístas... Algunos han padecido el horror del Gulag... Leerlos es peligroso, es un acto de desacato, de rebeldía, de antisovietismo, de anticomunismo. Muchos de los textos y poemas de estos escritores se han salvado de perecer gracias a que fueron memorizados por sus amigos y trasladados a los samizdat, las copias clandestinas, pero buena parte de su obra no la conoceremos nunca porque la han destruido (...) porque el hombre nuevo que quieren crear no debe pensar, su misión es obedecer y dejarse guiar por el Partido (...) Tienen miedo a la libertad, tienen tanto miedo que por eso nos prohíben pensar y hablar" (pág. 420)
En una entrevista concedida a La Tercera, leemos:
“Yo soy una apasionada de Ajmátova. Para mí es una de las poetas imprescindibles del siglo XX -comenta Navarro en charla con Culto-. Pero no solamente siempre me ha impresionado su poesía, sino me impresionó su biografía. Y hace algunos años, cuando yo leí hace muchos años la biografía de Ajmátova me produjo una sacudida ver como en una dictadura, como era la dictadura soviética, a ella no sólo la persiguieron por lo que escribía para intentar doblegarla, sino que el régimen se ensañó de forma especial con todas las personas a las que ella quería. Ajmátova llegaba a decir que le daba mala suerte a la gente porque toda la gente a su alrededor terminaba en el Gulag. Aquello me impresionó mucho y me hizo reflexionar una vez más sobre lo que son las dictaduras. Nunca deberíamos de dejar de hacernos la reflexión de cómo toda dictadura o toda autocracia, lo primero que hace es cercenar la libertad de los ciudadanos, no? Se hizo en la Rusia soviética, se hizo en la España de Franco y se ha hecho a lo largo de la historia en distintos lugares y en distintos países e incluso hoy en día lo estamos viendo. Sean de derechas o sean de izquierdas siempre son lo mismo, así es como fue surgiendo esta historia”.
- Delatores dentro de las cárceles:
"Pero lo era, como tantos otros presos que mejoraban sus condiciones de vida en las ´carceles a cambio de delatar a sus compañeros de celda.Y es que Pablo ignoraba que por todas partes había delatores -a los que llamaban "Pávlik Morózov", por el nombre de un chico de trece años que había denunciado a sus padres por actividades antisoviéticas y luego había sido asesinado por sus familiares" (pág. 493).
(...) "Trabajan para el kum (...) es el que recluta a los delatores. El kum forma parte de los jefes de campo de la Tercera División, la que se encarga de los delatores" (pág. 511)
- Existencia humana. Concepto de felicidad:
-Tengo lo más parecido a eso que se llama felicidad. Estoy viva.-¿Y es suficiente estar viva para ser feliz?-Es suficiente si la vida que vives no te depara sobresaltos. Egorov me quiere, las niñas crecen sanas, voy a tener otro hijo... y he sobrevivido al Gulag (...) Ahora no espero ni quiero nada y, por tanto, tengo mucho. ¿Lo comprendes?" (pág. 561).
Vocabulario
- Samizdat: "son libros hechos a mano, clandestinamente, para saltarse la censura" (pág. 415).
- "Decembrista, formaba parte del regimiento de Chernígov... y ya sabes lo que pensaba Lenin de ellos (...) unos burgueses que querían reformar Rusia, pero no a la manera de los bolcheviques (...) querían instaurar una república, Pero esto no era suficiente para Lenin y los suyos, que mantenían que las aspiraciones de los decembristas poco tenían que ver con las del proletariado" (pág. 346).
- Shizo: celda de castigo en los Gulag (pág. 511)
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