Ed. Obelisco, 1998. 221 pág.
Libro que llegó a mí en forma de regalo de una compañera para mi hija, cuando esta comenzaba su andadura por el incierto camino de la adolescencia.
Lectura recomendada al IES San Blas, de Añover de tajo, en su celebración del día del libro. Abril de 2011.
SINOPSIS:
La princesa Victoria, criada en un ambiente represor, creció soñando en su príncipe azul. Pero cuando por fin sus sueños se hacen realidad, las cosas no suceden precisamente como ella tenía previsto y se ve obligada a emprender un emocionante viaje por el Camino de la Verdad.
VALORACIÓN:
¿Habéis leído El Principito? ¿El caballero de la armadura oxidada?
¿Diríais que son libros escritos para niños? ¿Libros de autoayuda o invitaciones a una reflexión y transformación personal?
Cada cual que escoja su propia respuesta. Sea cual sea, lo mismo puede aplicarse a La princesa que creía en los cuentos de hadas.
La famosa frase de “…y fueron felices y comieron perdices”, que tantas veces hemos leído de pequeños, no ha hecho ningún favor a las niñas que, como las protagonistas de esos cuentos, han crecido soñando con su príncipe azul como la panacea de la felicidad. Pero, ¿qué pasa cuando el “príncipe” nos sale “rana”?
Haciendo uso de esta ingeniosa alegoría, el relato simboliza el recorrido que todos, inexcusablemente, hemos de hacer a medida que aprendemos a asumir la distancia entre la ilusión y los sueños –propios de la infancia-, y la realidad –la madurez-; a medida que vamos descubriendo quiénes somos realmente y lo que queremos alcanzar en nuestra vida: "uno no debe aprender la verdad por los demás, debe descubrirla por sí mismo".
Este libro va dirigido a todas aquellas mujeres que desde niñas, fueron educadas para satisfacer y hacer felices a los demás: a sus padres primero, luego a su marido, a sus hijos, a sus jefes, a sus amigos...; a todos menos a ellas mismas; fueron educadas en el sometimiento a normas familiares, prejuicios sociales, culturales, que suponían sacrificio, entrega, dedicación absoluta y renuncias.
Chicas, mujeres en las que, tales circunstancias, van haciendo mella en su inseguridad y autoestima, volviéndose más vulnerables a abusos y maltratos físicos y psicológico en manos de personas manipuladoras, egoístas y perversas, si es que no lo han sufrido ya, desde su infancia, por personas de mas apego.
La lectura de todo ello es que nadie va a salvarnos, solo nosotros podemos hacerlo, desde el autoconocimiento, y aprendiendo de nuestros aciertos y fracasos. Porque la auténtica perfección se encuentra en el reconocimiento de las imperfecciones de la vida, empezando por las propias.
Y una última reflexión, de las muchas que recoge el libro: "La forma en que viviste el ayer marcó tu hoy y la forma en la que vivas hoy, condicionará tu mañana. Cada día es una nueva oportunidad para ser como quieres ser y para que tu vida sea como tú quieres que sea. No sigas atrapada en tus viejas creencias por más tiempo, pues ya has visto que proceden de otras personas y de otro tiempo".
Quizás la felicidad que todos buscamos no esté tan lejos, ni dependa de nadie más que de nosotros mismos. ¡Todo un gran reto, tan fácil y difícil al mismo tiempo!
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