Moro, Javier: EL IMPERIO ERES TÚ

Ed. Planeta, 2011
560 págs.
eBook

El imperio eres tú fue la novela ganadora del Premio Planeta 2011 y se centra en la figura de Pedro I, emperador del Brasil tras su independencia de Portugal.

Con la belleza exuberante del trópico como telón de fondo, Javier Moro (Madrid, 1955) narra con pasión por el detalle la prodigiosa epopeya del nacimiento del mayor país de Sudamérica.

Convertido en emperador de Brasil a los veintitrés años, Pedro I marcó con su huella la historia de dos continentes. Desmedido y contradictorio, las mujeres fueron su salvación y su perdición: mientras su esposa, la virtuosa Leopoldina de Austria, lo llevó a la cumbre, su amante, la ardiente Domitila de Castro, lo arrastró a la decadencia. Cuando el inmenso Brasil se le hizo pequeño y el poder dejó de interesarle, puso su vida en juego por aquello que creía justo. Y alcanzó la gloria.

La novela que se hizo acreedora al Premio Planeta 2011 es más una historia novelada que una novela histórica. La fórmula es esta: realizar una investigación exhaustiva de acontecimientos, personajes y situaciones reales; dramatizar escenas y recrear diálogos a partir de la interpretación de los hechos para “contar desde dentro lo que los historiadores han contado desde fuera”. 

Nota del autor: 

Los acontecimientos aquí narrados han existido realmente. Los personajes, las situaciones y el marco histórico son reales, y su reflejo fruto de una investigación exhaustiva. Ha dramatizado escenas y recreado diálogos sobre la base de mi propia interpretación para contar desde dentro lo que los historiadores han contado desde fuera.

En cualquier caso, este género, el de la historia novelada, resulta afortunado. No sólo por el estilo franco, sin linduras, que utiliza su autor, sino porque aproxima al lector hispanoparlante a Brasil, un país que nos resulta tan cercano y tan lejano al mismo tiempo.

“Contar desde dentro lo que los historiadores han contado desde fuera” es precisamente lo que ha hecho en El imperio eres tú, un libro en el que se narra desde el descubrimiento de Brasil en 1500 por Pedro Alvares Cabral, hasta el 22 de septiembre de 1834 cuando Pedro I muere en Portugal. Aquí está todo.

En sus casi 600 páginas está recreado, con una inconcebible minuciosidad, el nacimiento de Brasil como nación. Entre dramáticos eventos históricos, como la precipitada salida de Portugal, en 1807, de Juan VI (padre de Pedro I) tratando de salvar el trono ante la inminente llegada del ejercito invasor francés 

A lo lejos se oían los cañonazos del ejército de Napoleón. Entre los visillos de la ventanilla alcanzaba a ver cómo muchos lisboetas lloraban, mientras otros lanzaban imprecaciones contra su rey que huía” ;

o como cuando Miguel, su propio hermano, instigado por su madre Carlota Joaquina, conspira para derrocarlo:

“Déjame que te explique -terció la reina madre sin más preámbulo-. El plan es caer sobre el palacio de Ajuda, detener a tu hermana la regente, arrestar a sus ministros y aclamarte como rey”.

Se narran también los momentos más personales de su vida: su relación de amor-odio con su madre y hermano; el amor que sintió por Noèmie, una bailarina francesa con quien tuvo una hija y que había debutado en 1816 en el Teatro Real de Río; sus años de matrimonio con la virtuosa archiduquesa de Austria, Leopoldina, que tanto lo ayudó a consolidar su imperio; y la pasión con la que quiso a Domitila de Castro, su amante.

Al repasar su vida, desterrado en Santa Elena, Napoleón Bonaparte hacía cuentas con sus enemigos: “Fue el único que me engañó”, declaró de Joao VI de Portugal quien, al ver que el emperador de Francia se disponía a invadir su reino —y temeroso de que lo hiciera abdicar a favor de uno de sus hermanos, como ocurrió con Carlos IV de España—, se embarcó con su familia rumbo a Brasil, su colonia más importante. Con el monarca luso gobernando desde allá, Napoleón podía invadir Portugal, pero no usurpar el trono.

Joao VI estableció su corte en Sudamérica y ahí permaneció más de 15 años, hasta después de la caída de Bonaparte. Entonces, cuando las nuevas ideas democráticas comenzaron a cuestionar las monarquías absolutas, regresó a Portugal, dejando a su hijo Pedro encargado de Brasil. Éste no tardó en declarar a Brasil independiente y a nombrarse emperador.

En El imperio eres tú, Javier Moro nos recuerda esta época de la historia, asegurando que la independencia de Brasil se debió “a la conjunción del talento, la energía, la inteligencia y el olfato de cuatro personas de orígenes muy diferentes: un hispano-portugués, una austriaca, un brasileño y un escocés”.

Y de estos cuatro personajes trata principalmente el libro. Principalmente, porque Moro también dedica páginas enteras a Domitila de Castro, la fogosa amante de Pedro; a su madre, una española que no se resignó nunca al exilio a la que la condenó Joao VI; a Miguel, medio hermano de Pedro, que acabó haciéndose del trono de Portugal, y a otros cortesanos, militares y políticos de ambos mundos que, ya con su ambición o indecisión, ya con sus sueños o resentimientos, consiguieron que Brasil rompiera sus lazos con la madre Patria. En el ejercicio se derramó muy poca sangre.

Moro, a quien ya conocíamos por otras novelas históricas bien vendidas, como El sari rojo y Pasión india, nos lleva ahora del sofocante calor de Río de Janeiro al tenebroso Palacio de Queluz. Describe los ímpetus de Pedro, un joven cuya imprudencia consiguió lo que nunca obtuvo la cautela de su padre; la abnegación de Leopoldina —la princesa austríaca que abandonó la fastuosa corte de su padre para emprender una aventura de la que quedó defraudada—; la visión política de José Bonifacio de Andrada, el ingeniero constitucional del Brasil independiente, y la codicia de lord Cochrane, el aventurero escocés que, al frente de su flota, derrotó a las guarniciones lusas que se negaban a entregar Brasil.

Las contradicciones de su personaje principal están particularmente bien perfiladas. Entre su deber y su debilidad por las mujeres; entre su autoritarismo principesco y su inclinación por las formas parlamentarias, Pedro acaba por abdicar del trono de Brasil a favor de su hijo y del trono de Portugal a favor de su hija. En este último caso tiene que organizar un ejército para expulsar a su hermano. Es una guerra que le cuesta la vida pero que, paradójicamente, le da una razón de haber vivido…

El ritmo de la narración es vertiginoso y, aunque Moro no está preocupado por hacer innovación a las formas literarias o al lenguaje, aunque apenas se arriesga más allá de la historia oficial —impecablemente documentada, eso sí—, nos entrega un libro

“… Es muy necesario que te hagas digno de la nación sobre la que imperas, porque el tiempo en que se respetaba a los príncipes por ser únicamente príncipes se acabó; en el siglo en que estamos, ahora que los pueblos saben cuáles son sus derechos, es menester que los príncipes sepan que son hombres y no divinidades” (pag. 506)

Juan VI de Portugal salió un 26 de noviembre de 1807, precipitadamente desde Lisboa, tratando de salvar el trono ante la llegada del ejército invasor francés. En esas improvisadas naves viajaba una décima parte de la población ataviada de riguroso invierno y llevándose el gobierno a ultramar. 

Después de duras semanas de viaje llegan a la costa brasileña para crear el reino en el exilio. La travesía fue muy desastrosa con escasez de agua potable, al pudrirse los barriles que transportaban, y con varias epidemias a bordo, entre ellas una de piojos que obligó a rasurar las cabezas a todos los viajeros y tirar las pelucas por la borda. Las mujeres, para ocultar dicha calvicie, se ataviaron con turbantes en la cabeza lo que, unido a los abrigos de piel que portaban y sus rostros famélicos y demacrados, hicieron creer a los brasileños unas modas europeas harto extrañas. Y este es el comienzo del reinado de Portugal desde su colonia y la historia de la independencia de Brasil a principios del siglo XIX.

La obra, escrita con una prosa sencilla y envidiable, nos acerca a un periodo casi olvidado de Brasil, la creación de esa gran nación y su primer emperador. Y a través de la amena lectura podemos descubrir la vida de un mujeriego rey que, aunque se llegó a casar sólo dos veces, tuvo infinidad de amantes, alguna de ellas incluso compartiendo palacio con la reina, y más de una centena de hijos. Pasearemos por la Amazonía, disfrutando de la vegetación y la fauna de esos exóticos parajes, descubriremos que la idea de crear Brasilia ya la tenían en 1820 gracias al estadista José Bonifacio (pag. 206), los orígenes reales de los carnavales (pag. 112), la devoción de Pedro I por el Quijote (pag. 250 y otras), las relajadas costumbres de la corona respecto al sexo en aquellos tiempos (pag. 21 y 288), las posibilidades de haber tenido en el siglo XIX un emperador de toda la península ibérica (pag. 468), etc. 

Pero esta novela nos cuenta, sobre todo, la vida de un emperador que en pocos años pasó de ser uno de los más importantes del mundo a un sencillo soldado cavando zanjas en medio de una guerra fratricida y la triste historia de amor y dedicación de su primera esposa Leopoldina, verdadero motor de la creación de Brasil y de la personalidad de Pedro I y, sin embargo, menospreciada y ultrajada hasta su aciaga muerte. 

Un epílogo explicativo de las vidas de los personajes secundarios y una muy extensa bibliografía ponen punto y final a El imperio eres tú, uno de los mejores libros del año y un punto y aparte en la historia de los Premios Planeta.

El imperio eres tú nos demuestra que la historia real es más apasionante e increíble que cualquier otra inventada, siempre que sea llevada al papel con lucidez y amenidad, características que posee ampliamente su autor, Javier Moro.

Bajo el lema Un imperio de lectores, el 12 de junio de 2012 se celebró en Añover de Tajo el XIV Encuentro Provincial de Clubes de Lectura de la provincia de Toledo. El escritor invitado, Javier Moro, con su novela El imperio eres tú, premio Planeta 2011.  



 

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