Ed. Salamandra, 2018 303 págs. |
- Mary Ann Shaffer (Virginia occ. 1934, EE.UU- 2008). Editora, bibliotecaria y librera. Ésta es su primera novela.
- Annue Barrows (California, 1962). Se graduó en la Universidad de Berkeley y se convirtió en editora, aunque también trabajó de librera y bibliotecaria.
Según palabras de esta última, sobrina de la primera y coautora:
"Crecí en una familia de narradores (...) Obviamente, con tanta práctica, en mi familia abunda los buenos narradores, pero la joya de la corona era mi tía Mari Anna Shaffer. ¿Qué tenía ella para saber narrar como lo hacía? Era una de las personas más inteligentes que he conocido, pero no era eso lo que constituía la esencia de su talento. Se expresaba de manera brillante, su ritmo era exquisito, su prosa muy bella y siempre una fuente de alegría; sin embargo, ninguna de esas cualidades constituía el núcleo de su encanto. Lo fundamental, en mi opinión, era que siempre estaba dispuesta a dejarse deleitar por las personas (...) A dicho deleite iba unido el impulso de contarlo; explicaba anécdotas para que los demás, al escucharlas, pudiéramos disfrutar con ella, y siempre lo conseguía, una vez tras otra. (...) Desde que tengo memoria, mi tía Mary Ann siempre estaba trabajando en algo, pero nunca terminó un libro a su entera satisfacción, por lo menos hasta que se embarcó en La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey".
La circunstancia que dio pie a su participación en la obra de su tía es explicada por ella misma de esta forma:
"Cuando poco después el editor le pidió ciertos cambios en el libro que requerían un trabajo sustancial de reescritura, Mary Anna supo que no tenía fuerzas suficientes para acometer dicha tarea y me preguntó si yo podía encargarme de ello, basándose en que era la otra escritora que había en la familia (...) Trabajar en este libro fue como sentarme con Mary Ann. Sus personajes eran personas que yo conocía (a veces en sentido literal) y su manera irracional de comportarse tenía para mí una lógica que ya me resultaba familiar".
(Epílogo de Annie Barrows, 1ª edición epub, julio 2018).
La obra:
Génesis:
En el mismo epílogo, la sobrina expone:
"Cuando Mary Ann falleció, a principios de 2008, esta novela supuso un consuelo, porque la contenía a ella. La Sociedad Literaria (...) constituye un testimonio de su talento, desde luego, pero es también la materialización de su generosidad. En esta obra nos ofrece, para nuestro deleite, un catálogo de lo que la deleitaba a ella: las rarezas que la fascinaban, las expresiones que la divertían y, sobre todo, los libros que adoraba".
Y en palabras de la propia Mary Ann:
"la semilla de esta novela se plantó de forma bastante accidental. Yo había viajado a Inglaterra a documentarme para otro libro y durante mi estancia allí me hablaron de la ocupación alemana en las islas del Canal. Siguiendo un impulso, fui a Guernsey y me quedé fascinada por la breve visión que tuve de la historia y la belleza de dicha isla. De esa visita surgió esta novela, si bien muchos años después".
(Agradecimientos. Mary Ann Shaffer, diciembre de 2007).
Su objetivo:
"Como mínimo, espero que estos personajes y su historia arrojen un poco de luz sobre los padecimientos que soportaron y la fortaleza que demostraron tener los habitantes de las islas del Canal durante la ocupación alemana. Espero también que el libro sierva para ilustrar mi convicción de que el amor por el arte -ya sea la poesía, la narrativa, la pintura, la escultura o la música- permite que las personas superen cualquier barrera levantada por el ser humano".
(Agradecimientos. Mary Ann Shaffer, diciembre de 2007).
Escrita enteramente en género narrativo epistolar, la amplia galería de personajes -que vamos conociendo precisamente a través de sus escritos en primera persona y lo que refieren unos de otros- son el cuerpo mismo de la obra, con el correo periódico que intercambian entre ellos, desde el 8 de enero hasta el 17 de septiembre de 1946.
Así, una tras otra, van desgranándose los distintos temas -principales y transversales- de la novela:
- La isla de Guernsey, en el Canal de la Mancha, en el momento de la narración, 1946, y cómo sus gentes vivieron la ocupación alemana desde junio de 1940 hasta abril de 1945. Ahí nos adentramos en subtemas como la posición de Churchill ante las islas del Canal, la vida de los soldados alemanes, el colaboracionismo, la prostitución -voluntaria y forzosa-; la escasez económica y alimenticia -racionamiento y estraperlo-; la separación y ruptura de tantas familias -como el episodio de los niños que embarcaron a Inglaterra-; los campos de concentración y sus atrocidades, las ejecuciones humanas y animales...
- El amor en sus distintas variantes: el no correspondido entre Juliet -la protagonista- y su pretendiente rico, Mark Reynolds; o entre ésta y el criador de cerdos, el sr. Dawsey Adams; el amor prohibido entre Elizabeth y su enamorado alemán, Christian Hellman; el amor protector de los miembros de la sociedad hacia la pequeña Kit; el puro y sincero que surge entre ésta y Juliet; o el de Kit por su madre ausente, Elisabeth -materializado en una caja cerrada que la niña lleva consigo a todas partes-, entre otros.
- La amistad y demás relaciones entre lugareños y ocupantes de la isla.
- Las distintas historias/anécdotas que salpican toda la obra, como "el caso de los pilotos de la Luftwaffe y sus peinados", o cómo éste se hizo pasar por su antiguo patrón. (De John Booker a Juliet, 27 marzo 1946).
- El mundo editorial y el proceso de creación literaria.
- La fraternidad entre los miembros de la sociedad literaria que da nombre al libro.
- La lectura, sola o acompañada, como placer, terapia, vía de unión/evasión en momentos duros:
"Eso es lo que me encanta de la lectura: uno encuentra en un libro un detalle que le despierta interés, y ese detalle lo lleva a otro libro, y allí encuentra otro detalle que lo lleva a un tercer libro. Es una progresión geométrica sin un final a la vista y sin otro motivo que no sea el simple goce"."Me encanta ir a las librerías y conocer a los libreros; están hechos de una pasta especial. Nadie en su sano juicio aceptaría trabajar de dependiente en una librería con el sueldo que se cobra, y nadie en su sano juicio querría ser el propietaria de una de ellas, porque el margen de beneficios es demasiado pequeño. Así que tiene que ser el amor por los lectores y por la lectura lo que los empuja a hacerlo, junto con la posibilidad de ser los primeros en ojear las novedades"."(...) me reí de muchas situaciones de la guerra; el Spectator opinaba que un enfoque desenfadado de las malas noticias serviría de antídoto y que el humor contribuiría a elevar el decaimiento moral de los londinenses. Estoy muy contenta de que mis columnas de Izzy cumplieran dicho objetivo (...) Nunca me reiría de alguien que disfruta con la lectura"."Podría contarle más cosas sobre la lectura y sobre lo mucho que nos levantó el ánimo mientras estaban aquí los alemanes. La única vez en que leer no nos ayudó fue cuando detuvieron a Elizabeth. La sorprendieron escondiendo a uno de esos pobres trabajadores esclavos de Polonia y la enviaron prisionera a Francia. Después de eso ningún libro fue capaz de animarme".
"(...) la supuesta sociedad literaria es un escándalo. en Guernsey hay gente verdaderamente educada y cultivada, y no participará en esa charada (aunque la inviten). Sólo hay dos personas en ese grupo que merecen ser respetadas: Eben Ramsey y Amelia Maugery. Los demás son un ropavejero, un alienista venido a menos que se ha dado a la bebida, un porquero tartamudo, un lacayo que se las da de caballero e Isola Pribby, una bruja que, según ella misma reconoce, destila pociones y luego las vende. Ha ido juntándose con otros de su misma clase, y no es difícil imaginar qué tipo de "veladas literarias" celebran. No debe usted escribir sobre esa gente y sus libros, ¡sabe Dios qué cosas leerán!
"(...) soy uno de los miembros fundadores de la Sociedad (...), aunque sólo he leído un mismo libro una y otra vez. Se trata de Cartas de Séneca (...) Entre Séneca y la sociedad, he conseguido no caer en una vida espantosa como alcohólico".
(De John Booker a Juliet, 27 marzo 1946).
"(...) Después nos pasamos casa por casa (...) para alertar a los demás de que vinieran aquella noche y eligieran un libro para leer (...) Y así fue como empezamos. Yo conocía a todos los miembros, pero a fondo sólo a algunos (...) Sin su iniciativa (la de Elizabeth), a mí nunca se me habría ocurrido invitarlos a compartir el cerdo, y la Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey no habría existido" (...) Aquella noche, cuando vinieron a casa a elegir libro, los que apenas habían leído nada aparte de las Sagradas Escrituras, los catálogos de semillas y la Gaceta del criador de cerdos, descubrieron otra clase de lectura (...) Después cada uno se marchó a su casa a leer. Empezamos a reunirnos, primero por el comandante y luego por nuestro propio placer. Ninguno había pertenecido a una sociedad literaria, de modo que establecimos nuestras propias normas: nos turnaríamos para hablar de los libros que habíamos leído. Al principio procurábamos hacerlo con objetividad y con calma, pero eso no tardó en cambiar y el propósito de lo que hablaban pasó a ser incitar a los que escuchaban a que leyeran el libro. Cuando dos miembros leían el mismo libro podían comentarlo entre ellos, lo cual era una delicia para todos. Leíamos libros, hablábamos del libros, discutíamos de libros y nos fuimos cogiendo cariño. Otros isleños pudieron sumarse a nuestro grupo, y las veladas que pasábamos juntos se convirtieron en ratos muy animados y alegres que casi nos permitían olvida, aunque fuera por momentos, la oscuridad que reinaba fuera. Todavía nos seguimos reuniendo cada dos semanas. Will Thisbee fue el responsable de que incluyésemos en nuestra sociedad lo del pastel de piel de patata. Con alemanes o sin ellos, dijo que no pensaba asistir a ninguna reunión en la que no hubiera comida. De modo que los refrigerios pasaron a formar parte del programa. Como en aquellos momentos en Guernsey la mantequilla escaseaba, había muy poca harina y el azúcar no sobraba, Will ideó un pastel hecho con pieles de patata: puré de patatas para el relleno, remolacha escurrida para darle un sabor dulce y pieles de patata para formar la corteza. "
(De Amelia a Juliet, 18 febrero 1946).
"Lo maravilloso de los libros -y lo que los convirtió en un refugio para los isleños durante la ocupación- es que nos sacan de nuestra época, de nuestros entorno y de nuestra forma de entender la vida, y nos transportan no sólo al mundo de la historia que nos están contando, sino también al de los otros lectores, que también tienen historias propias (...) Cada vez que prestamos un título, cada vez que preguntamos algo en relación con él, cada vez que decimos "si te ha gustado ése, seguro que te gustará éste" nos transformamos -por arte de magia- en esa sociedad literaria. Siempre que estemos dispuestos a dejarnos deleitar y a contárselo a otros, como hacía Mary Ann, formaremos parte de la historia interminable de la Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey".
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