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Ed. Alfaguara, 1ª ed., Barcelona, 2019. 347 págs. |
Sobre la autora:
Elena Garro (Puebla, 1916-1998, Cuernavaca, México).
Escritora, periodista, guionista y con incursiones en otras artes como la danza, la interpretación y la coreografía.
Mujer avanzada a su época, excéntrica (vestía traje sastre y collar de perlas; o abrigo de piel en las manifestaciones en defensa de los campesinos indígenas) y activista política; circunstancias que le hicieron ganarse apelativos como "loca" o "traidora de la patria".
Rehuía de etiquetas, tanto sociales, como políticas y literarias. Luchadora social, defensora de los derechos de los campesinos y de la mujer (violencia sexual, feminicidio...), especialmente la indígena; y exiliada durante dos décadas (EE.UU., España y París). Motivos todos ellos que muy probablemente tuvieron su peso en el hecho de no darle su merecido sitio dentro de la literatura hispanoamericana, siendo conocida por unos como la esposa de Octavio Paz y por otros como "la Juan Rulfo femenina".
La novela:
"Ya estoy ¡harta! de que me digan realismo mágico. Porque ha habido tanto realismo mágico en estos años, y es tan horrendo... Una señora que levanta los brazos y le salen cuarenta pájaros y luego se va volando. Todo eso son ¡pendejadas! Perdóname que lo diga. Y nomás por no escribir entre esa banda de pendejos yo ya no quiero volver a escribir jamás nada mágico. Han echado a perder toda la posibilidad de novela en América Latina con tanto realismo y tanta magia. Por eso escribí Y Matarazo no llamó..., que es realista". (Ramírez, L.E.: La ingobernable. Encuentros y desencuentros con Elena Garro. Cuidad de México, Raya en el agua, 2000; pág. 134).
El contexto histórico es la guerra civil mexicana conocida como la guerra cristera, cristiada o guerra de los cristeros (1926-29), consecuencia del movimiento de descontento que fue fraguándose durante la Revolución (1910-20) al anticlericalismo recogido en la constitución mexicana de 1917.
El libro está estructurado en dos partes.
- La primera, de 14 capítulos, nos cuenta la regencia de los militares en Ixtepec, con el protagonismo de Francisco Rosas, un sanguinario general, que asume el gobierno del pueblo junto con sus hombres. De su parte está Rodolfo Goríbar, terrateniente local que se aprovecha de la influencia que tiene sobre el general para apropiarse ilícitamente de más tierras
- La segunda, de 16 capítulos, expone la decadencia del general Rosas, despechado y cruel por el "abandono" de su amante y la fallida trama de los habitantes del pueblo por su particular sublevación; complot liderado por los Moncada -el patrón don Joaquín Meléndez y Matilde Moncada, hermana de Martín Moncada y Ana Cuétara de Moncada, padres de Nicolas, Juan e Isabel-; Juan Cariño -el loco de Ixtepec, considerado por todos como su presidente, residente en la casa de las Cuscas -burdel-, el cura, el sacristán y la vieja Dorotea.
Desde el hotel Jardín, la residencia de los militares y sus queridas, el general Francisco Rosas impone su poder local, sembrando las calles de Ixtepec con cadáveres, impelido, más que por cuestiones políticas, por el amor no correspondido de su amante. La bella Julia vive resignada a su lado hasta la misteriosa aparición en escena de Felipe Hurtado, un extranjero que, con su llegada, altera la monotonía del pueblo y el rumbo de los acontecimientos, tanto locales como de cada uno de los personajes.
Posibles temas para debatir en el club de lectura:
- Personalidad de Rosas, Julia Andrade, Felipe Hurtado e Isabel Moncada.
- Cuando Felipe Hurtado llega a Ixtepec ¿ya conocía a Julia? ¿Qué relación existía entre ellos?
- ¿Julia muere o se escapa con Felipe?
- Personalidad de Isabel. Relación entre ella y Francisco Rosas. Su papel -¿misión?- en el desenlace final. Paralelismo entre Isabel y el mito de la Malinche.
- Símil Ixtepec- Fuenteovejuna
- ¿Por qué Nicolás Moncada rechaza ser salvado y se entrega?
- ¿Quién-es son los vencedores y quién-es los vencidos?
"Su carrera de general mexicano acababa de ahogarse en la sangre de un jovencito de veinte años. ¿En qué creía Nicolás? En algo que él había entrevisto esa mañana. Su vida entera se precipitó sobre las tumbas silenciosas de Ixtepec; una sucesión de gritos y descargas lo dejó paralizado; Isabel y Julia se romperon en el estrépito de los fusilamientos (...) ¿Y ahora qué, Francisco Rosas? -se dijo, con miedo de echarse a llorar (...) se echó a andar por el caminillo del cementerio. Nunca pensó que la muerte de ese mocoso lo afectaría de esa manera (...) También él era un fusilado de la suerte. Encontró su caballo y salió al galope a campo tendido. Quería irse de Ixtepec, no saber nunca más de los Moncada. Y corrió sin rumbo por la mañana radiante que subía de la tierra, llena de luces y de olores, ajena a sus pesares." (pág. 302-3).
- Simbolismo de la piedra: inicio y fin de la novela; y la metáfora del pueblo -narrador en primera persona del singular (personalización de Ixtepec) y del plural (el colectivo formado por los habitantes del pueblo)- sentado sobre esa piedra -Isabel-.
- Consecuentemente, cabría preguntarse ¿el narrador es el pueblo o la propia Isabel?
- Significado del título "Los recuerdos del porvenir".
- "Se sentía asfixiado por los "cuerpos opacos" como llamaba al círculo que formaba la sociedad de Ixtepec: se desintegraban en intereses sin importancia, olvidaban su condición de mortales, su error provenía del miedo. Él sabía que el porvenir era un retroceder veloz hacia la muerte y la muerte, el estado perfecto, el momento precioso en que el hombre recupera plenamente su otra memoria. Por eso olvidaba la memoria de "el lunes haré tal cosa" y miraba a los eficaces con asombro. Pero "los inmortales" parecían satisfechos en su error y a veces pensaba que solo él retrocedía a aquel encuentro asombroso." (Reflexión de Martín Moncada, pág. 40)
- "Y vienen otras generaciones a repetir sus mismos gestos y su mismo asombro final. Y así las seguiré viendo a través de los siglos, hasta el día en que no sea ni siquiera un motón de polvo y los hombres que pasen por aquí no tengan ni memoria de que fui Ixtepec" (pág. 262).
- "En cualquier día de mi pasado o de mi futuro siempre hay las mismas luces, los mismos pájaros y la misma ira. Años van y años vienen y yo, Ixtepec, siempre esperando" (pág. 283.
- "¡Los abogados! ¿Y a quién van a juzgar? Esperamos la respuesta consabida: a los traidores de la Patria. ¿Qué traición y qué patria? La Patria en esos días llevaba el nombre doble de Calles-Obregón. Cada seis años la Patria cambia de apellido; nosotros, los hombres que esperamos en la plaza lo sabemos, y por eso esa mañana los abogados nos dieron tanta risa". (pág. 275).
- Una tarde, se fue (...) y nunca más supimos de él. Vinieron otros militares a regalarle tierras a Rodolfito y a repetir los ahorcados en un silencio diferente y en las ramas de los mismos árboles, pero nadie, nunca más inventó una fiesta para rescatar fusilados (...) Aquí sigue la piedra, memoria de mis duelos y final de la fiesta de Carmen B. de Arrieta. Gregoria le puso una inscripción que ahora leo" (pág. 308).
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