Ed. Anagrama. Barcelona, 2005. 3ª ed. 351 págs. |
El autor
Nagasaki, 1954. La Vanguardia, 21/06/2010
Sobre la génesis de la novela
Valoraciones
Distopía que cuestiona las emociones, la humanidad, la ética de la ciencia, el "bien común" decidido por unos cuantos en detrimento del sometimiento y la esclavitud de otros.
Narrada en 1ª persona, en retrospectiva, Kathy, una joven inglesa, en el momento presente "cuidadora" de 31 años, responde a las preguntas de su "cuidador" y relata la historia de su vida, coprotagonizada con Ruth y Tommy, pupilos los tres desde su infancia en Hailsham, un internado victoriano y aparentemente idílico, dirigido solo por figuras femeninas -primera parte-; los años de juventud en las cabañas, donde los protagonistas son ahora los tres vértices de un cambiante triángulo amoroso -segunda parte; y el desconcertante final de su trayectoria vital -tercera parte-.
La trama juega con la intriga de ir intuyendo/descubriendo qué es lo que hacen esos niños en ese internado, cuál es "su gran misión" y, una vez revelada, cómo afronta cada uno su inexorable destino.
Identidad, orfandad, relaciones afectivas y amorosas, la esencia del ser-alma, la muerte y el comportamiento humano ante el conocimiento de su final, serían algunos de los temas que aborda esta novela.
Pero, personalmente, el que más me ha impactado ha sido la cuestión sobre los límites de la ciencia desde el punto de vista ético, lo cual me ha llevado a la reflexión de hasta dónde nos pueden llevar los avances científicos y tecnológicos y el recurrente y cuestionado argumento de si "el fin justifica los medios".
Como no quiero hacer spoiler, lo dejaremos aquí. Solo aludir a algunas citas recogidas por la editorial en la contraportada:
"Y el lector de esta espléndida, minuciosamente construida novela, utopía gótica, fábula (in)moral, peculiar ficción científica con eco de Blade Runner y de Soylent Green, irá descubriendo de la mano de Kathy que en Halisham todo es una imitación, una parodia de la vida de un colegio normal, una representación donde los jóvenes actores no saben que lo son, y tampoco saben que no son más que el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.
"Ishiguro no escribe como un realista, escribe como alguien que finge serlo, y ésta es una de las razones de la peculiar fascinación que ejerce este libro. En verdad, es un fabulador, un escritor irónico, y bajo su máscara cortés, amable, sus maestros son Kafka y Beckett. Y ambos son escritores cómicos; y las novelas de Ishiguro, conmovedoras, crueles, llenas de sufrimiento y decepciones, son también curiosamente divertidas" (Louis Menand, The New Yorker).
"Una novela intrincada, inquietante y conmovedora. Como también lo son todos los anteriores libros de Ishiguro" (G. Dyer, The Independent).
"Exquisitamente construida, Nunca me abandones es una novela de terror épica y ética, contada con la sutileza de una miniatura" (Publisher Weekly).
"Elegante y sombría, la novela nunca cristaliza en algo tan definido y definitivo como una alegoría, pero tiene su inquietante resonancia... Desde Los restos del día, Ishiguro no había vuelto a escribir sobre las vidas perdidas con tan medida tristeza" (Peter Kemp, The Sunday Times).
Un último dato sobre el título: como muestra de su amistad-cariño, siendo unos niños, Tommy le regala a Kathy una cassette de los años 50 que ella escuchará recurrentemente, desde entonces hasta el presente en que echa la vista atrás para contarnos su pasado. En palabras del propio autor, la elección fue puramente casual, atraído por la semántica, sin ni siquiera conocer la música y letra de la canción:
Algunos temas para el debate, la reflexión
- La ética científica: ¿El fin justifica los medios? ¿Dónde están los límites?
- La falta de rebeldía y aceptación ante la muerte.
- ¿Determinismo o libre albedrío?
- La alusión indirecta al clasismo que está en el trasfondo de los clonados y los donantes.
La película
Finalmente añadir que, tras la lectura, podemos deleitarnos con la película del mismo título, actualmente disponible en Disney+, muy recomendable también, aunque, como suele ocurrir, las versiones cinematográficas son más pobres de matices que la obra escrita.

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